Tony Gilroy es un experimentado guionista de Hollywood al que le debemos los libretos de la saga de Bourne o el de la reciente La sombra del poder. Michael Clayton fue su excelente carta de presentación como director con la que recibió varias nominaciones a los Oscar. Su siguiente película, Duplicity, vuelve a abarcar el enrevesado mundo empresarial, pero con un tono más ligero y despreocupado que el filme potagonizado por George Clooney.
Este cambio de aires decepcionará a los que esperaban una trama profunda y trascendental, y es que Duplicity ofrece (¿tan sólo?) dos horas de entretenimiento evasivo e inteligente que te hará ejercitar la cabeza en más de una ocasión. Al principio cuesta cogerle el ritmo a este artificio de espionaje empresarial, pero desde que empiezas a encajar las piezas la película va como la seda. El último giro de guión funciona pero confirma la sensación sobre la poca relevancia que guarda el relato.
Clive Owen y Julia Roberts funcionan como glamurosa pareja protagonista, aunque estaban mejor cuando se tiraban los trastos en Closer. Los ingeniosos diálogos que mantienen son de lo mejor de la cinta, aunque en comicidad a veces se quedan un poco cortos. Por el contrario, Paul Giamatti y Tom Wilkinson como secundarios de lujo están desaprovechados, a pesar del histrionismo desplegado en la escena inicial donde se enfrentan a cámara lenta.
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2 comentarios:
A veces me parece que tienen tanta personalidad por separado que me cuesta verlos en las mismas escenas. Aún así, y por razones extrañas pegan, será cosa de la gente guapa. Besos!
No tengo buen recuerdo de la pelicula, tampoco malo, solo que recuerdo poco de ella, motivado por seguramente el aburrimiento.
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