Dir.: Gina Prince-Bythewood
Int.: Charlize Theron, KiKi Layne, Matthias Schoenaerts, Marwan Kenzari, Lucas Marinelli, Chiwetel Ejiofor, Harry Melling
¿De qué va?: Andy lidera un grupo de veteranos mercenarios que esconde un secreto: son inmortales. No saben cómo ni por qué, pero ellos no envejecen y sus heridas se curan solas. Para sobrevivir ocultan su rastro, pero este grupo de soldados va a tener que enfrentarse a un gran peligro: alguien parece haber descubierto su secreto y está dispuesto a capturarles para tratar de arrebatarles el secreto de la inmortalidad.
¿De qué va?: Andy lidera un grupo de veteranos mercenarios que esconde un secreto: son inmortales. No saben cómo ni por qué, pero ellos no envejecen y sus heridas se curan solas. Para sobrevivir ocultan su rastro, pero este grupo de soldados va a tener que enfrentarse a un gran peligro: alguien parece haber descubierto su secreto y está dispuesto a capturarles para tratar de arrebatarles el secreto de la inmortalidad.
Reseña: Hay películas que, aunque estén hechas para los cines, tienen muchas más posibilidades de ser exitosas en plataformas de streaming que en salas. En un contexto pre-covid, a La vieja guardia le habría costado horrores atraer espectadores a los cines por mucho que tenga a Charlize Theron repartiendo mamporros. En cambio, como lanzamiento de Netflix, la comodidad de verla en casa y la certeza de que se puede quitar en cualquier momento le brinda muchas más posibilidades de que sea visionada, y por tanto, sus opciones de convertirse en la saga que aspirar a ser son mayores. Además, Netflix se marca un tanto al traernos esos blockbusters puramente palomiteros que por primera vez en la historia no se asomarán a la cartelera veraniega (asumamos ya que Tenet y Mulán volverán a retrasarse).
Afortunadamente, La vieja guardia es mucho mejor que Æon Flux (2005), el anterior intento de Theron de convertirse en heroína de acción de pelo corto y castaño a partir de una novela gráfica. Aquí lidera a un grupo de mercenarios hastiados de su condición inmortal que tienen que lidiar al mismo tiempo con la llegada de una nueva integrante (KiKi Layne, la revelación de El blues de Beale Street) y con alguien que ha descubierto su don y quiere sacar tajada de él. En líneas generales, nada demasiado alejado de lo que supone poner en marcha una nueva franquicia con un universo particular pero no especialmente novedoso; sin embargo, es en las líneas particulares en las que La vieja guardia toma impulso. Por ejemplo, haciendo de la diversidad su seña de identidad con un elenco internacional y una representación queer mucho más marcada y sustanciosa que las migajas que nos suelen dar las majors. El plantel de personajes es más interesante que la historia en sí, alargada e irregular, y resultan más cercanos cuando les dejan soltar algún chascarrillo que rompe con una atmósfera quizás demasiado solemne.
La directora Gina Prince-Bythewood se estrena en el cine de acción, y aunque aprovecha la condición inmortal de los personajes para construir unos set pieces kamikaze, aún tiene margen para rizar más el rizo. Quizás lo haga en una esperable secuela dada la descarada revelación en el último minuto que, sinceramente, consigue lo que se propone: generar intriga y expectación sobre lo que puede ocurrir a continuación, igual que la temporada de una serie de Netflix que termina en un cliffhanger y cuya continuidad es un misterio que no siempre se resuelve para bien. En definitiva, La vieja guarda es una primera cita que no supone un flechazo instantáneo, pero lo suficientemente simpática, atractiva y curiosa como para aceptar un segundo encuentro.
6’5/10
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