Había una vez, una chica de 15 años que vivía feliz en una idílica comunidad mormona fundamentalista del oeste americano donde pasaba los días atendiendo a las enseñanzas de su predicador, que también era su padre, y jugando con sus hermanos y hermanas. Pero una noche, Rachel encuentra una vieja cinta de cassette donde escucha una canción de rock que la cautiva. Semanas después, descubre que algo raro le está ocurriendo: está embarazada, y el responsable sólo puede ser aquel hombre que le canta que “no le deje colgado al teléfono”. Ni corta ni perezosa, Rachel se escapa de la comunidad en su búsqueda, a un lugar totalmente desconocido para ella: Las Vegas.
Este argumento tan pintoresco pertenece a Electrick Children, ópera prima de la directora y guionista Rebecca Thomas que fue financiada parcialmente a través de una campaña de Crowdfunding, y rodada siguiendo el manual de cine con sello Sundance, esto es, música indie, personajes singulares, factura cuidada y numerosos planos de una gran belleza plástica. Nada sorprendente en la forma pero sí en el contenido. Su premisa daría pie a un siniestro drama a lo Martha Marcy May Marlene o a una comedia disparatada como la serie Unbreakable Kimmy Schmidt (buenísima, ya hablaremos de ella próximamente) pero en vez de eso, Thomas ha optado por realizar una singular e intrigante historia ‘coming-of-age’ de una joven (la angelical Julia Garner) que se cuestiona sus convicciones religiosas y morales cuando se inicia en la cultura pop y conoce a chavales tan diferentes como igual de desorientados que ella, debiendo decidir a qué mundo pertenece, si a su pacífica comunidad familiar o al excitante pero algo decepcionante mundo exterior.
La película sorprende al no emitir juicios fáciles sobre el modo de vida mormón, dejando que sea el espectador quien saque sus propias conclusiones a través de un devenir de los acontecimientos que no siempre están a la altura de la premisa, pero que desembocan en un desenlace sugerente a la par de enigmático. Aunque puede que la película no deje huella ni sea más que una llamativa curiosidad, da para debate y consigue que nos quedemos tarareando por largo tiempo los versos que dejaron preñada a nuestra heroína. “Don’t leave hanging on the telephone…”
6’5/10
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