¿De qué va?: Colin Smith es un joven inglés de clase obrera que es enviado a un reformatorio tras cometer un robo en una panadería. Una vez allí y gracias a sus cualidades para el atletismo va escalando posiciones en la institución penitenciaria, alentado por el director del centro que quiere ganar a un importante colegio privado en una competición que este último organiza.
Reputación: El Free Cinema fue un movimiento cinematográfico británico nacido en los años 50 que se caracterizaba por estar alejado del academicismo, desarrollando un cine influenciado por el género documental y el neorrealismo italiano. Las películas eran protagonizadas por personas anónimas, rodadas con un presupuesto ínfimo, acompañadas de música jazz y muy influenciadas por la Nouvelle Vague francesa. La temática imperante era la cotidianeidad, la crítica a la burguesía y a la sociedad y el compromiso con la realidad social de por aquel entonces. If…, Un lugar en la cumbre o La soledad del corredor de fondo fueron algunos de los filmes más representativos de esta corriente cinematográfica. Esta última, basada en una historia del escritor Alan Sillitoe, fue dirigida por Tony Richardson, quien un año después ganaría el Oscar a mejor director y película por Tom Jones. Su protagonista, Tom Courtenay, ganó el BAFTA al mejor actor revelación y desarrolló posteriormente su carrera entre el cine y el teatro, siendo dos veces nominado al Oscar por sus papeles en Doctor Zhivago y La sombra del actor. En febrero de 2001 fue nombrado caballero por sus servicios a las artes escénicas.
Comentario: La soledad del corredor de fondo tiene mucho de Los 400 golpes, estrenada tres años antes que ésta. Ambas están protagonizadas por jóvenes incomprendidos cuyas asfixiantes vidas familiares les empujan a escapar para encontrarse a sí mismos. Antoine Doinel soñaba con ver el mar y Colin Smith, el corredor de fondo, trota por el campo mientras reflexiona sobre su vida anterior y se labra una reputación en el reformatorio, ascendiendo puestos como ocurre en la propia sociedad, siendo utilizado para el beneficio de los poderosos, aunque un último acto de rebeldía marcará la diferencia. Muy buena película que sólo se ve empañada por algunos recursos desafortunados y obsoletos como la cámara rápida o las cortinillas de estrella. Esto es insubordinación auténtica y no la de James Dean en Rebelde sin causa.
Próximo visionado: Encadenados (1946)
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