El escritor ha sido galardonada con el Gran Premio Internacional de la Crítica Fipresci en el Festival de Cine de San Sebastián. Quizás sea uno de los pocos reconocimientos que la película va a recibir en esta temporada de premios que está a punto de comenzar, en la que se encumbra el mejor cine del año. Craso error, pues El escritor es una de las propuestas más estimulantes y mejor realizadas de lo que nos ha dejado la cosecha cinematográfica 2010.
El último trabajo de Roman Polanski es un thriller político conspiratorio rodado al estilo de los clásicos (recuerda un poco a El mensajero del miedo) y sostenido con una trama contemporánea que por un lado alude a los crímenes de guerra realizados por altos mandatarios políticos durante la pasada Guerra de Irak, y que por otro traza un parecido indiscutible entre el personaje que interpreta Pierce Brosnan con Tony Blair. El personaje principal es un escritor, impecable Ewan McGregor, que es contratado para reescribir la biografía del ex-primer ministro británico, justo cuando su antecesor se suicida en extrañas circunstancias.
El novelista comienza una investigación que le llevará a destapar los agujeros negros que esconde el manuscrito en el que tiene que trabajar. Las pesquisas se van resolviendo poco a poco y van ganando en interés conforme el escritor va atando los cabos sueltos del misterioso pasado de su cliente. Mientras tanto, se respira un ambiente de sospechosa calma, como si algo no fuera bien en esa jaula de cristal donde se esconde el ex-ministro, la cual tiene vistas a un océano tan gris y turbio como la personalidad e intenciones de cada personaje de la historia, perfectamente interpretados, dibujados y ubicados dentro del esquema narrativo y psicológico de la cinta. Sacar partido de las habitualmente desaprovechadas Olivia Williams y Kim Cattrall (la eterna Samantha Jones de Sexo en Nueva York) es de muy agradecer.
Pese a su excelente factura, sin artificios de ningún tipo, y su redondo guión, que sólo pierde fuelle al comienzo del segundo acto, El escritor puede ser menospreciada por su apariencia de thriller de entretenimiento con mensaje político más ficticio que real. Ojalá todas las cinta de suspense fueran así y se resolvieron en una escena tan sutil y cargada de significado como la que da punto y final a este encomiable filme.
8/10
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