Adventurelad es el segundo largometraje del director Greg Mottola, que sorprendió a propios y a extraños con Supersalidos y que asienta las bases de su nueva película más o menos en donde terminó la anterior. En aquella sus protagonistas eran chavales a punto de terminar el instituto, en ésta es un joven que acaba de graduarse en la universidad y que descubre, con cierta pesadumbre, que la vida adulta no es tan fantástica como cabía esperar.
No por casualidad, el chaval encuentra un trabajo de verano en un parque de atracciones, alegoría de la diversión infantil en la que todos se lo pasan pipa menos los propios empleados. El verano también es significativo porque para muchos suele ser un preámbulo de los cambios que nos deparan cuando este termine. De hecho, los jóvenes que trabajan en ese parque de atracciones cutre siempre están hablando de lo que harán cuando llegue Septiembre. El verano es como un trámite, aparentemente no pasa nada, pero en realidad puede hacer que nuestras expectativas sobre el futuro cambien por completo.
La película está ambientada en el verano del 87 y eso se nota en el look de los personajes, en sus actitudes, en la música que suena y en todos los detalles con los que Mottola enriquece una historia inusual en el género de la comedia adolescente por su profundidad y perspicacia. Los personajes están muy bien dibujados e interpretados, sorprende especialmente el caso de Kristen Stewart porque demuestra que tiene sangre fluyendo por sus venas aunque en la saga Crepúsculo parezca lo contrario. Jesse Eisenberg nos deja con más ganas aún de ver lo que será capaz de hacer en The Social Network y de Ryan Reynolds descubrimos que es mucho mejor actor si es capaz de contenerse con un buen material entre manos.
Con Adventureland tengo sentimientos encontrados porque aunque la he disfrutado es de esas películas con las que conectas al sentirte identificado con lo que les está pasando a los personajes, algo que da mucho miedo si el el devenir de la historia oscila entre la nostalgia y el desencanto hacia el mundo en el que vivimos. Menos mal que siempre queda un resquicio de humor para reírnos de los problemas.
7’5/10
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