28 semanas después corría el peligro de ser una secuela que se limitara a copiar lo que ya se había hecho en su predecesora, pero por suerte se ha contado con un director con identidad propia que respetando las bases que asentó Danny Boyle crea una película que dista mucho de ser un eco de la anterior. La película arranca de forma espectacular para luego echar el freno con la inevitable presentación de personajes y de trama, pero pasado este tramo que tampoco molesta demasiado entra de lleno en lo que todo el mundo estaba esperando ver: zombies (o infectados de ira), mucha sangre y grandes persecuciones. Todo para que nos demos cuenta otra vez de que el ser humano racional es lo más peligroso para su propia existencia, lección que ya aprendimos con la anterior pero en un contexto más aburrido (ese tramo final con los soldados de la cinta de Boyle).
En contra tenemos algunos apuntes incomprensibles del guión como esa supuesta alta seguridad por parte de los soldados americanos cuando en realidad se portan como unos pasotas.
En definitiva no me queda otra que felicitar a mi paisano Juan Carlos Fresnadillo por esta estupenda carta de presentación internacional. Espero que sepan aprovecharlo mejor que en España.
Sólo me queda una pregunta, ¿para cuándo 28 meses después?
***1/2
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