15/11/14

O.C: Las vacaciones del señor Hulot (1953)

Las vacaciones del señor Hulot

¿De qué va?: El encantador y tímido Monsieur Hulot toma unas vacaciones de agosto en una modesta playa turística, llegando con su viejo cacharro y rompiendo la calma del lugar para los demás veraneantes.

Reputación: Se trata de la primera aparición cinematográfica de Monsieur Hulot, el icónico personaje encarnado por Jacques Tati que apareció en filmes posteriores, también dirigidos por él, como Mi tío (1959), Playtime (1967) y Trafic (1971). El filme tuvo bastante éxito y logró vender más de 5 millones de entradas en Francia. Además, fue nominado al Oscar de mejor historia y guión (compartido con su co-guionista, Henri Marquet) y también compitió por la Palma de Oro del festival de Cannes. En la mayor parte de la película el diálogo se limita al papel de los sonidos de fondo, combinado con frecuentes tomas largas de escenas con múltiples personajes. Tati creyó que el resultado mantendría al público enfocando su atención en la cómica naturaleza humana cuando interactúa como un grupo, y también en sus propios chistes visuales meticulosamente coreografiados. Sin embargo, la película no es en ningún sentido una comedia muda, de hecho,  en la versión inglesa, Christopher Lee la dobló al completo. La cinta se rodó en la ciudad de Saint-Nazaire. Tati se enamoró de sus costas cuando estuvo en un puerto cercano junto a sus amigos, antes de la guerra, y luego decidió regresar allí para rodar la película. Como homenaje, se erigió una estatua de bronce de Monsieur Hulot mirando la playa en aquel lugar.

Las vacaciones del señor Hulot1

Comentario: Al ver a Monsieur Hulot ocasionando estragos en la playa es imposible no pensar en referencias anteriores, como Charlot, o incluso posteriores, como Mister Bean, y es que el personaje de Jacques Tati tiene un poco de ambos: comicidad física e inocente y una sutil carga crítica a la clase burguesa, en este caso, la francesa. Aunque M. Hulot sea el protagonista se trata más bien de una película coral, pues son muchos los personajes secundarios que protagonizan gags brillantes sin su presencia, como la entrañable pareja de ancianos o el dueño de hotel. Así, el filme nunca baja el listón humorístico, presentando situaciones hilarantes a través de la interacción con aquellos objetos diseñados para nuestra diversión y comodidad (el coche, la piragua, la cámara de fotos…). Lo que menos me gustó, el hilo musical, repetido hasta la saciedad, pero sin duda es una atemporal comedia entrañablemente divertida.

Próximo visionado: La dama de Shanghai (1947)

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