22/7/14

Grossmann 10: A Slovenian Horror Story (2/3)

Día 2: La mañana comenzó con el descubrimiento de que durante la noche había alimentado, yo solito, a todos los mosquitos del lugar con mi sangre tropical. Tenía unas diez picaduras en todo mi cuerpo, incluida una que dejó hinchada mi mano durante el resto de la semana. Durante la mañana mantuvimos un breve encuentro con nuestro coordinador, a quien llamaremos de ahora en adelante Satán Jr., para decirnos que nuestro trabajo comenzaría a las 16:00 con el equipo técnico. Por aquel entonces creía, iluso de mí, que haríamos rotaciones con el resto de voluntarios: un día en el punto de información, otro vendiendo y recogiendo tickets y otro con los técnicos. Sin embargo, los voluntarios eslovenos ya se habían organizado sin nosotros y habían decidido que ellos con los técnicos ni en broma.

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A la tarde nos dimos cuenta del por qué. En el festival había cuatro zonas de proyecciones: el Kulturni Dom, el cine al aire libre en la plaza central, la terraza del hotel y un sótano bautizado Alcatraz. Cada día del festival, los técnicos tenían que preparar las proyecciones de la playa y el hotel, así que teníamos que ayudarlos colocando sillas, cargando con el equipo, preparando los altavoces y las pantallas y esperar a que todo termine para recogerlo todo. Esto que se resume en dos líneas es en realidad una tarea larga y pesada que nos adjudicaron exclusivamente a los tres pringados que veníamos de fuera. Los técnicos exprimieron hasta la última gota de nuestro sudor, pero al menos eran agradecidos.

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Pero antes de que se proyectaran las primeras películas de la noche, los otros voluntarios nos tenían reservada una nueva tarea. Resulta que la organización había decidido que no iba a cobrar la entrada en las proyecciones de la plaza y el hotel (después de que varias personas ya hubieran comprado un pase de 12€ para ver todas las películas del festival), así que un par de voluntarios tenía que pasar una caja de donativos entre los espectadores con la proyección ya empezada, como si de una misa se tratara. Aquella noche recaudamos bastante dinero, no sin haber recibido broncas por molestar a los invitados al festival o la indignación de aquellos que ya habían adquirido el pase completo. La situación fue tan incómoda que decidimos no prestarnos a ello más, aunque esto traería consecuencias al día siguiente…

A Lifestory

Por el tema de los donativos me perdí la proyección de la plaza, el filme alemán The Samurai, pero vi una serie de cortos en el hotel de una calidad bastante irregular: Dédalo, un efectivo plagio portugués de Alien; Double Trouble, un simpático cruce entre La mujer del viajero en el tiempo y Cuestión de tiempo; A Lifestory, imaginativa y hermosa animación española, o una serie de divertidos cortos franceses como Dring of the Dead, con un hombre acosado en una cabina telefónica por un zombie o Mocking Death – The Tutorial, una serie de consejos sobre qué hacer cuando la Muerte llama a tu puerta.

Poster The CanalPor suerte pude ver después una de las películas en competición, la irlandesa de The Canal de Ivan Kavanagh, aunque la calidad de la imagen fuese nefasta, con los tonos de color totalmente atrofiados. Esto también había ocurrido previamente con The Samurai, provocando que su director se levantara indignado y se fuera para no ver la película en esas condiciones. Volviendo a The Canal, está dirigida y escrita por Ivan Kavanagh y cuenta la historia de un archivista de cine que descubre que en la casa en la que vive junto a su mujer y su hijo de 5 años habitó un hombre que mató a su esposa infiel y ahogó a sus dos hijos en un canal cercano, empezando a notar su presencia demoníaca en el entorno.

The Canal2

The Canal no es que sea precisamente original (Sinister y The Ring son las referencias más obvias) pero acierta al no decantarse nunca entre si lo que está pasando es real o está todo en la cabeza de su protagonista, interpretado por un muy eficaz Rupert Evans. Aunque la resolución no sea del todo sorprendente, se guarda un as en la manga final muy potente que, junto a algunas imágenes muy perturbadoras, alzan la película como la cinta de terror más decente que tuve ocasión de ver en el festival, aunque no sea nada del otro mundo.

Al terminar la proyección y recoger todas las sillas y los equipos nos pasamos por el Club Oxygen, donde había fiesta y conciertos cada noche. El martes tocaba un grupo de metal. Pasamos todo el tiempo fuera del antro.


Día 3: Las mañanas las teníamos libres porque al trabajar exclusivamente con el equipo técnico no empezábamos hasta las 4 de la tarde. Así que aprovechamos para relajarnos y desconectar en la piscina municipal y, ya de paso, darnos una ducha en condiciones. Eso sí, por culpa de la piscina me perdí la sección del festival dirigida a los niños y que incluía títulos como Chicken Run, Gremlins, Indiana Jones y el templo maldito, Wallace & Gromit: La maldición de las verduras o Minuscule. Salta a la vista que era la sección con más calidad del festival.

Indiana Jones

Desde la 13:00 hasta las 20:00 se celebraba en Kino Alcatraz el Torture Garden!, el evento más curioso del festival: una maratón de 7 horas de películas de serie B; cuanto más aguantas, menos tienes que pagar al abandonar la proyección (aunque al final nadie pague aunque no aguantes ni la primera hora). La selección de este año se conformaba con los títulos The House with 100 Eyes, Bad Meat, The Bunny Game, The Last Horror Movie y Darklands. Yo sólo pude ver unos minutos de la tercera y fueron más que suficientes. Menos mal que al final me decanté por la piscina.

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Esa noche se proyectaba en la plaza Heavenly Shift, una producción húngara que provocó un lleno absoluto en las filas de sillas que habíamos colocado anteriormente. Sin embargo, 30 minutos después de la hora de proyección la película aún no había empezado. Fue entonces cuando avisaron de que tenían un problema que estaban intentando solucionar, no antes. Otros 30 minutos después, anuncian que la proyección se cancelaba y se posponía para el día siguiente en el Kulturni Dom. No la pude ver en la segunda intentona, pero me contaron que pocos minutos antes de que la película finalizara la proyección se paró y los pocos espectadores que se habían enterado de la hora de la sesión no pudieron ver el final. Ésta, amigos míos, es la película ganadora del gran premio del Festival. Hablaremos del palmarés en el próximo capítulo.

Heavenly Shift

Aquella noche tuve que aguantar una caja delante del proyector de la plaza mientras los técnicos intentaban solucionar el problema de la película, que residía, al parecer, en su formato Blu-ray. Unas horas antes, tuve que pelear para que nos dieran a probar un poco de vino de la cata pública porque, al habernos perdido el comienzo de la misma por estar trabajando en otro lado, no conseguimos las copas apropiadas, y las chicas encargadas de servirlo son tan simples que no eran capaces de calcular la cantidad que tenían que dar en otro tipo de copa. Claro que ni siquiera fueron capaces de explicarme esto en su momento, simplemente me ignoraron cuando les puse las copas delante. Después, nos volvieron a decir que teníamos que recoger los donativos, básicamente porque ninguno de los voluntarios eslovenos quería hacerlo, y al negarnos, lo único que nos dijo Satán Jr. es que era algo que se había decidido previamente y que hay veces en la vida que tienes que hacer cosas a regañadientes. Pero en un trabajo voluntario en el que sólo recibes un almuerzo al día y duermes en un camping desde luego que no. Para mí la diversión se había acabado hace tiempo y estaba decidido a pirarme de allí al día siguiente.

En el próximo capítulo hablaremos de la película serbia Nymph, de Djordje Kadijevic, receptor del Honorary Vicious Cat, y finalizaremos este relato de terror.

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